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Cuatro nuevos templos visitados hoy. Los dos primeros están en Ohara, una pequeña aldea situada en dirección nordeste a una hora en bus urbano del centro de Kyoto, y los dos restantes son clásicos y conocidos. Por orden de visita: 

 

Jakko-in: un templo recogido con mucho más pasado que presente debido a un incendio que lo destruyó en buena parte el pasado año 2000. Aun así, hermoso por la vegetación que lo envuelve.

Sanzen-in: visita estrella de Ohara. Mucha gente y un colorido increíble. Magnífico jardín interior y no menos llamativos exteriores con los arces mostrando mil colores a la vez. Otro imprescindible a primeros de noviembre.

Ninna-ji: Clásico y conocido templo de Kyoto septentrional de restauración relativamente reciente, gracias a lo cual permiten fotografiar las salas interiores y sus preciosos paneles y puertas correderas. Perfectamente cuidado, regala algunas de las mejores vistas otoñales de toda la ciudad gracias a su jardín y a los arces que rodean su pagoda de cinco alturas. Lo mejor de la jornada después de Sanzen-in.

Ryoan-ji: Otro reputado recinto gracias, en buena parte, a su inclusión en el listado de Patrimonio Mundial y, con ello, a la marabunta de majaderos que solo conciben el viaje como un listado en el que ir tachando nombres y por eso, exclusivamente por eso, se dejan caer por aquí. Templo-jardín de estilo Zen en roca y grava, austero e incomprensible para los novatos como yo. Cosas del budismo de extremo oriente, imagino. Ya en 2010 pasé por la puerta cuando bajaba de Kinkaku-ji y, como no me daba buen rollo, decidí dejarlo correr. Hoy le he dado una oportunidad y, francamente, no está mal. 

 

Hasta aquí deberían haber llegado los templos de Kyoto porque mi idea era ir mañana a Himeji para ver su castillo, pero me he llevado la desagradable sorpresa (no va a ser todo maravilloso en Japón) de que no me dejan activar el Rail-Pass para usar los trenes por no tener el pasaporte. Me he desesperado intentando hacerles ver que mi pasaporte está en el consulado chino de Osaka mientras me tramitan el visado de turismo, enseñándoles fotocopias del pasaporte y de la tarjeta de turista, enseñándoles el justificante del consulado, enseñándoles hasta el DNI... no ha habido manera. Los tíos son herméticos y burócratas natos. En consecuencia Himeji pasa al lunes, una vez que recoja el pasaporte y active el dichoso pase. Tenía intención ese día lunes de recoger el pasaporte y bajar directo a Uwajima, pero ahora dejaré la maleta en algún locker de Himeji, visitaré el castillo y bajaré desde allí hasta Uwajima, en Shikoku, vía Okayama. Más madera. Para un día que tenía de medio relax se me chafa por una chorrada de éstas. Así que mañana me lo tomaré con calma, visitaré un par de templos más y a ver si puedo echar una siesta para recuperar horas de sueño y escribir un poco a la tarde. Luego seguro que me surge alguna otra idea de bombero y acabo aterrizando en el apartamento a última hora de la tarde, como si no me conociera...

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